Por mucha propaganda negruzca y viscosa que las compañías petrolíferas quieran verter sobre nosotros, la crisis climática no es un problema de «huellas de carbono» individuales ni de grandes soluciones tecnocientíficas: en realidad, la responsabilidad del calentamiento global arraiga en una ínfima minoría capitalista. De hecho, el último gran estudio al respecto demuestra que solo 100 empresas son responsables del 70 % de las emisiones globales desde 1988. Inaudito, ¿verdad Pero real. Esas empresas están poniendo en gravísimo riesgo la vida de toda la humanidad y del planeta: han expropiado nuestra atmósfera, nuestros medios de supervivencia y nuestro futuro común. Por supuesto, son ellas quienes poseen, controlan y se benefician en gran medida de la producción material que da lugar a dichas emisiones, pues no nos engañemos más: el poder de la economía no está disperso entre los consumidores, es la producción (estratégicamente deslocalizada y oculta a nuestros ojos) la que en secreto limita y dicta el consumo. Y la única forma de cambiar ese modelo y sus devastadoras consecuencias será mediante una lucha. As