Hacía tiempo que Gallo Pinto rondaba a la niña Juliana, y la vaca Remigia hizo de casamentera. El corral estaba revolucionado: las gallinas ponían huevos para hacer una tarta, los cerdos cortaban flores, un coro de ovejas ensayaba canciones para la ceremonia… Una boda casi siempre es motivo de alegría, por eso todos en la granja estaban contentos, todos menos la Zorra de la Pineda, que no podía tolerarlo. El gallo se creía superior; su única pretensión era obtener regalos y tener a su servicio una sirvienta para resolver sus necesidades…
La zorra no dejaba de pensar en ello: ¿cómo se podía casar “su niña de plata” con un gallo tan vanidoso e interesado?
Juan Alfonso Belmontes nos invita a reflexionar sobre valores y sentimientos, tejiendo una emocionante y singular historia de amor; un triángulo en el que no faltan penas, celos, engaños, codicia, enredos…