Pero ¿qué cabe exactamente en un instante? ¿Y en toda una vida?Hagamos memoria. Hacer memoria, qué expresión. La memoria la hacemos,la vamos forjando, la reconstruimos. Ráfagas incontrolables, escenasinsospechadas, recuerdos fugaces que tratamos de hilar. Nos detenemos: qué pasó, en qué momento, qué vino después... Y cuando creemos que le hemos dado forma, alguien, por ejemplo una hermana, nos dice: «No, no fue así, ¿no te acuerdas?».Como pequeñas ventanas iluminadas que dan a la más recóndita intimidad de su vida, los fulgurantes relatos que componen estas memorias deAbigail Thomas —autora de la portentosa «Una vida de tresperros»— nos permiten descubrir el arco de su palpitanteexistencia: no sólo los momentos cruciales, sino también losacontecimientos en apariencia anodinos que, finalmente, demuestranestar lejos de serlo. Su primer embarazo a los dieciocho años; sermadre soltera de tres niños con veintiséis; la volubilidad del deseo;las alegrías y frustraciones de tres matrimonios; un segundo maridoque con el paso del tiempo se convierte en un amigo querido ynecesitado; una hermana perspica